¿Cómo fomentar las relaciones sociales en el adulto mayor?
Las relaciones sociales en
cualquier persona se van creando alrededor de las actividades que vamos
desarrollando, principalmente alrededor del trabajo o la familia. Por supuesto,
la cantidad y la calidad de éstas tiene que ver también con la personalidad
individual: así, habrá personalidades altamente sociales y otras que sean más
bien herméticas y conservadores.
Hay creencias erróneas
acerca del envejecimiento que hacen que, al llegar a esta etapa, el adulto
mayor se instale en una época de inactividad y ésto, al mismo tiempo causa que
se vaya deteriorando con más rapidez. En la vida del Adulto Mayor, la vida
social es un signo de buena salud, porque es un reflejo de que sigue activo no
sólo en su cuerpo, sino también en su mente y en sus emociones.
Los siguientes son
algunos signos en los que podemos detectar la necesidad de enriquecer la vida
social en los Adultos Mayores:
·
Aislamiento
·
Sentimiento de vacío
·
Sentimiento de soledad
·
Sentimiento de inutilidad
Pero, ¿qué factores son
los que influyen al Adulto Mayor para tener estos sentimientos?
·
Limitaciones funcionales
·
Dependencia por enfermedades físicas o mentales
·
Pérdida de seres queridos
·
Improductividad
¿Cómo
fomentar las Relaciones Sociales en el Adulto Mayor?
Las relaciones sociales en el adulto mayor no sólo deben enfocarse en mantener
una relación sana con los seres más cercanos, que en general son los familiares
encargados de sus cuidados, también, se debe estimular a que el adulto mayor
cree nuevas relaciones sociales y a que recupere aquellas que perdió a lo largo
de su vida. Para ello, puede ser de utilidad:
·
Si el Adulto Mayor está reacio a interactuar con
alguna persona y sólo quiere permanecer encerrado (o , incluso, cuando tiene
algún padecimiento que le impida salir de su casa), se le puede invitar, por
ejemplo, a revisar su agenda o la agenda familiar y hacer llamadas a
familiares o amigos con los que se ha perdido contacto.
·
Estimular a que entablen una
conversación estructurada y larga con los familiares
cercanos (sobrinos, nietos, etc.) en la que éstos, evidentemente, muestren
interés en lo que el Mayor pueda aportar con su experiencia.
·
Hacer caminatas frecuentes,
donde pueda hacer contacto visual con vecinos a los que, poco a poco empiece a
tomar confianza, hasta que pueda lograr comunicarse con ellos y entablar una nueva
relación.
·
Buscar casas de cultura o clubes
sociales, donde el Adulto Mayor pueda interactuar con sus
contemporáneos. Hay que ser cuidadosos en no forzarlos a asistir a este
tipo de centros, pues estaremos cerrando rotundamente una buena oportunidad de socialización,
afectividad y estimulación cognitiva.
·
Cambiar nuestro propio concepto de
la interacción con los Adultos Mayores. A veces los propios prejuicios de la
familia hacia el envejecimiento ocasionan que haya una discriminación
intrafamiliar, donde se vaya aislando al Mayor sin que, de hecho, éste presente
ningún tipo de deterioro físico (pérdida de la audición, por ejemplo) o
cognitivo. Esto es, hay que evitar que la familia sea la causante del deterioro
de su familiar.
·
Integrar al adulto Mayor en
nuestras actividades, preguntarle su opinión, ser curioso en sus emociones y
pensamientos.
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