lunes, 15 de enero de 2018


¿Cómo fomentar las relaciones sociales en el adulto mayor?

Las relaciones sociales en cualquier persona se van creando alrededor de las actividades que vamos desarrollando, principalmente alrededor del trabajo o la familia. Por supuesto, la cantidad y la calidad de éstas tiene que ver también con la personalidad individual: así, habrá personalidades altamente sociales y otras que sean más bien herméticas y conservadores.
Hay creencias erróneas acerca del envejecimiento que hacen que, al llegar a esta etapa, el adulto mayor se instale en una época de inactividad y ésto, al mismo tiempo causa que se vaya deteriorando con más rapidez. En la vida del Adulto Mayor, la vida social es un signo de buena salud, porque es un reflejo de que sigue activo no sólo en su cuerpo, sino también en su mente y en sus emociones.
Los siguientes son algunos signos en los que podemos detectar la necesidad de enriquecer la vida social en los Adultos Mayores:
·         Aislamiento
·         Sentimiento de vacío
·         Sentimiento de soledad
·         Sentimiento de inutilidad
Pero, ¿qué factores son los que influyen al Adulto Mayor para tener estos sentimientos?
·         Limitaciones funcionales
·         Dependencia por enfermedades físicas o mentales
·         Pérdida de seres queridos
·         Improductividad

¿Cómo fomentar las Relaciones Sociales en el Adulto Mayor?
Las relaciones sociales en el adulto mayor no sólo deben enfocarse en mantener una relación sana con los seres más cercanos, que en general son los familiares encargados de sus cuidados, también, se debe estimular a que el adulto mayor cree nuevas relaciones sociales y a que recupere aquellas que perdió a lo largo de su vida. Para ello, puede ser de utilidad:
·         Si el Adulto Mayor está reacio a interactuar con alguna persona y sólo quiere permanecer encerrado (o , incluso, cuando tiene algún padecimiento que le impida salir de su casa), se le puede invitar, por ejemplo, a revisar su agenda o la agenda familiar y hacer llamadas a familiares o amigos con los que se ha perdido contacto.
·         Estimular a que entablen una conversación estructurada y larga con los familiares cercanos (sobrinos, nietos, etc.) en la que éstos, evidentemente, muestren interés en lo que el Mayor pueda aportar con su experiencia.
·         Hacer caminatas frecuentes, donde pueda hacer contacto visual con vecinos a los que, poco a poco empiece a tomar confianza, hasta que pueda lograr comunicarse con ellos y entablar una nueva relación.
·         Buscar casas de cultura o clubes sociales, donde el Adulto Mayor pueda interactuar con sus contemporáneos. Hay que ser cuidadosos en no forzarlos a asistir a este tipo de centros, pues estaremos cerrando rotundamente una buena oportunidad de socialización, afectividad y estimulación cognitiva.
·         Cambiar nuestro propio concepto de la interacción con los Adultos Mayores. A veces los propios prejuicios de la familia hacia el envejecimiento ocasionan que haya una discriminación intrafamiliar, donde se vaya aislando al Mayor sin que, de hecho, éste presente ningún tipo de deterioro físico (pérdida de la audición, por ejemplo) o cognitivo. Esto es, hay que evitar que la familia sea la causante del deterioro de su familiar.

·         Integrar al adulto Mayor en nuestras actividades, preguntarle su opinión, ser curioso en sus emociones y pensamientos.

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